Cristina Pérez, periodista de radio y televisión, se presentó en la Universidad del Salvador el 7 de junio, con el fin de realizar una conferencia sobre las nuevas rutinas periodísticas y el comunicador multiplataforma.
«Lo que propongo ante todo es reformatearnos la cabeza, porque son tiempos distintos los que vivimos. Nos toca a todos encarar un momento en el que tenemos la mayor necesidad de periodismo profesional, pero también la mayor competencia, porque estamos en la era en la que todos somos comunicadores», reflexionó Cristina Pérez, en el marco de las jornadas por el Día del Periodista.
La conductora de Telefe Noticias sostuvo que en la actualidad hay una mayor explosión de comunicadores y que los periodistas deben ser, a la vez, emisores y receptores, «porque es la única manera que tienen de metabolizar la cantidad de información que estamos recibiendo».
Según su punto de vista, es importante el trabajo del periodista, debido a que, al tener mayor información, es mayor la necesidad de interpretar el caos.
Asimismo, Pérez destacó, con respecto a este tema, dos cosas importantes: «que la vocación de ustedes sea fuerte y que si están acá es porque realmente creen en esto y segundo que tienen la tarea difícil, titánica, pero que también tengo yo, más allá de mi trayectoria, de abrir un nuevo camino. O rompemos con la estructura básica que veníamos trayendo o desaparecemos».
Debido a la demanda de la unión de todas las plataformas, el periodista debe saber de todo: escribir, hablar frente una cámara o por radio y utilizar internet.
Por otro lado, señaló que «vivimos momentos que son muy particulares y que nos está enfrentando con una renovación de la confianza». Además, explicó que en la época de la democracia en Argentina llegó un momento en que se empezó a endiosar a los periodistas. En los 90, por falta de una justifica transparente, eficaz o el hecho de que la democracia iba despertando la voz de la gente, que demostró que las personas tenían poder si se presentaban en los medios, hizo que los periodistas, no por voluntad propia, pero sí porque la realidad llevaba a eso, se convirtieran en el gran fiscal de la política y de la justicia. «Empezamos a ocupar espacios que tenían que ocuparlos las instituciones», declaró.
En la actualidad, Pérez dijo que se debe preguntar todo el tiempo «¿qué es ser un periodista hoy?», ya que esto va cambiando de forma permanente. Y este debe estar informado un poco de todo para comprender la totalidad de la realidad y poder dar una mirada propia. Además, debe formarse constantemente para poder entender los procesos y poder interpretarlos. Y recomendó realizarse un perfil de Twitter para poder desplegar las capacidades.
Con respecto al debate del momento del periodismo militante, la periodista consideró a la construcción como un oxímoron. «O sos periodista o sos militante. Y el periodista que haya quemado en el altar de la militancia su labor periodística deberá dar cuenta de ello. Para mí un periodista militante se convierte en un justificador, sino explicame por qué un periodista tiene que ocultar información, de un lado o del otro. El periodismo no ha muerto aunque a veces nos haga parecer como quijotes, el periodismo no ha muerto aunque muchos periodistas se hayan suicidado. Terminas justificando realidades. Entonces ahí hay que hacerse la pregunta ¿a quién le servís? ¿Al ciudadano o al presidente de turno? Pueden elegir, pero no se llamen periodistas si le siguen a un gobierno. Yo esto lo voy a defender a ultranza, voy a defender la verdad. Me guste o no me guste, es. Y nosotros estamos para eso. El periodismo es una profesión para sentirse incómodos. Y el día en que no se sientan incómodos, preocúpense».
Finalmente, citó un texto elaborado por el escritor Albert Camus: «frente a la creciente marea de la estupidez, es necesario también oponer alguna desobediencia. Todas las presiones del mundo no harán que un espíritu limpio acepte ser deshonesto. Es fácil comprobar la autenticidad de una noticia y un periodista libre debe poner toda su atención en ello. Porque si no puede decir todo lo que piensa, puede no decir lo que no piensa o lo que cree que es falso. Esta libertad negativa es, de lejos, la más importante de todas, ya que permite servir a la verdad en la medida humana de sus fuerzas o, al menos, rechazar lo que ninguna fuerza le podría hacer aceptar, que es servir a la mentira».
Y les deseó a todos los alumnos «que sean periodistas felices aunque este no es un camino de rosas».